Le anuncio era claro: Adanowsky, la muerte del Ídolo, muchos pensaron que no sería capaz de hacerlo, otros que era una farsa, la verdad fue que Adan Jodorowsky mató en una noche un personaje que le dio muchas alegrías, señores, ¡el Ídolo ha muerto!.

La noche comenzó tranquila, la gente poco a poco hacia fila en la entrada del Lunario, el recinto escogido para llevar a cabo la muerte de este personaje, mientras la gente se acomodaba para el show corrían los rumores acerca de lo que pasaría esa noche, definitivamente, nadie estaba preparado.



Para hacerle los honores, Le Butcherettes dio un gran show, justo como nos tiene acostumbrados,, dinamismo, algún performance y un poco de punk rock noise, realmente indescriptible, no puedes terminar el año sin haber visto un show de Le Butcherettes.

Recuerdo una frase que menciono Teri Gender Bender mientras tocaba, "huelanse, sientanse vivos, porque el Ídolo ya no lo estará", y termino su show, después de hacer nuevamente un acto performance.

Las luces se prendieron y después de que la gente del Lunario hiciera la limpieza correspondiente (ves como tienes que ver a Le Butcherettes!!!) se volvio oscuro el lugar, para dar paso a un presentador enano, de esos que no pueden faltar si quieres provocar el efecto bizarro en algo, y nos presento al Ídolo.

Adanowsky simple y sencillamente explotó en el escenario, nos regalo una gran noche que rayaba entre la muestra escénica y la música, por momento me sentí parte de una gran representación, vaya de un musical.


Con la ejecución de casi todo su disco y con una representación por canción Adanowsky nos fue llevando de la mano por este universo psicótico y decadente de su personaje, hasta que como dictaba la norma, tuvo que morir.

Y el Ídolo murió, y como cuando llegó, cargando una cruz, se fue en un ataúd y con mariachís llorando su partida. Justo cuando pensamos que era el final del show, nos regreso la sorpresa, entre los llantos de un bebe y el asombro de los espectadores Adan, renació, volvió con nosotros, y nos dijo, con aires de pretensión: "Hoy a muerto un Ídolo, ha nacido un Dios".



El final fue totalmente teatral, complejo, visceral, Adanowsky hizo de esta presentación suya, completamente suya.

Para concluir, si quiero señalar que en la parte musical (el único pero del día) la banda que acompaño a Adan (entre ellos Jay de la Cueva en los teclados/piano y Carlos baterista de Los Fancy Free) se mostró un poco desencanchada, falta de integración que no mermo para nada la presentación del show, aunque si demérito un poco la parte musical. Definitivamente uno de los mejores eventos de este fin de año.